Cuando tenía siete años hice mi primera cometa, una experiencia muy divertida. Aunque, lo realmente emocionante fue aprender cómo hacerla volar. Fue una tarea ardua, pues lo que parecía literalmente “un juego de niños” …en realidad, para mí se convirtió en “un reto de niños”. Después de una tarde de numerosos intentos fallidos, por fin lo logré…fue una sensación de triunfo y asombro, por un lado, me sentía orgullosa de no haberme rendido y por el otro, me parecía increíble que algo construido con un frágil material no fuera destruido por el poderoso viento. Con el tiempo fui descubriendo que, al igual que la cometa, se pueden obtener grandes resultados cuando sabemos usar cada circunstancia como fuente de apalancamiento. Tenemos el control sobre nosotros mismos, pero no lo tenemos sobre aquello que no forma parte de nosotros. Todo lo que está “afuera,” cumple una función especial, por eso tu verdadero talento radica en formar alianzas estratégicas y no guerras inútiles.
¡Libertad! Un ideal por el cual se han desatado incontables luchas, una gran cruzada que emprendió el ser humano desde sus inicios, a tal punto de estar dispuesto a entregar su preciada vida por ella. Sin embargo, algunas veces olvidamos que somos nosotros, quienes movidos por el miedo nos paralizamos, y nos hacemos inconscientemente presos de nuestras propias interpretaciones mentales… de ser “el amo tirano” que se auto sabotea por la voluntad de su ego; pasamos a ser “el esclavo victimizado” que se refugia tras su propia lastima. En ambos casos no avanzamos, al contrario, solo añadimos una viga más en la construcción de nuestra prisión. Por eso, ¿qué te parece si en vez de usar el látigo para dominar, lo usas para rescatarte de las arenas movedizas del egocentrismo? Y… ¿si simplemente te arriesgas a dar unos cuantos pasos a pesar de tus grilletes?… Podría ser esperanzador darte cuenta que “el no puedo” es sólo un espejismo, y que “el sí puedo” es el verdadero oasis.
Dicen que “Las apariencias engañan” … ¡eso es cierto! Porque, aunque “la jaula mental” esté hecha de oro macizo, ésta fue puesta ante ti para comprarte tu libertad; no para obsequiártela. Por eso, no permitas que tus apegos a la “no acción” te seduzcan con sus encantos en el corto plazo. Aparentemente estás seguro y no corres ninguna clase de peligro. Pero, ¿te parece poco riesgo encadenar voluntariamente tu progreso? Ten presente lo siguiente: La verdadera libertad no es ir por el mundo haciendo desaforadamente lo que nos plazca, al contrario, es decidirnos a hacer lo que sabemos que debemos hacer, dicho en otras palabras, es vivir responsablemente una vida con propósito, en aras de hacer una humanidad más comprometida con la vida misma. Así que toma la decisión de desvincularte emocionalmente de tu miedo a perder “tu calabozo dorado,” no te engañes a ti mismo, sin importar lo ostentoso de su apariencia…recuerda que “aún sigues encerrado entre cuatro paredes.”
Finalmente, si quieres experimentar los valores de la contribución y el logro, es necesario adoptar la creencia en que “sin acción no hay carácter y sin carácter no hay excelencia”. Del mismo modo que la cometa se eleva gracias a la fuerza del viento; tu poder interno fluirá una vez que tú permitas a las dificultades cumplir con su verdadero propósito, el cual es darle altura a tu vuelo. ¡Confía en ti! El miedo a volar deja de ser real, cuando te decides a desplegar tus alas. Entonces, ¿Por qué habrías de encapsular tu belleza interna, cuando el mundo necesita de ella?
ÁNGELA LÓPEZ, Autora.