La vida es como una montaña rusa; en ocasiones nos encontramos ascendiendo y, otras veces, estamos descendiendo. Pero sin lugar a dudas, estas subidas y bajadas son las que hacen de la vida un acontecimiento cargado de ritmo y emoción. Por eso, nuestra misión es impedir que “esa chispa” se vea cohibida por la frustración cuando estamos en los picos bajos, o dominada por el orgullo cuando estamos en los picos altos. Es decir, debemos mantener la llama intacta cuando tenemos el mundo por encima de nuestras cabezas y cuando lo tenemos por debajo de nuestros pies. Ahora bien, ¿Cómo hacerlo? Pensemos en nuestros pasatiempos. Los míos; por ejemplo, son leer, correr y dibujar. Cuando pienso en el por qué los disfruto tanto; sonrío, abro mis ojos y suspiro un poco; porque gracias a ellos puedo aprender, mejorar mi estado físico y desarrollar mi lado artístico. Ahora es tu turno, piensa en tus tres pasatiempos favoritos. A continuación, hazte consciente de cómo tu expresión facial y corporal cambian con tan sólo pensar en el por qué te gustan tanto.
Estas actividades están vinculadas con la alegría, el entretenimiento y con romper la monotonía. De ahí, que asociemos mucho placer con ellas. Pero, ¿qué pasa, entonces con las otras cosas que llevamos a cabo diariamente tales como trabajar, estudiar, hacer ejercicio, y comer sano? Probablemente estén asociadas a la rutina y a la obligación. Entonces, ¿Cómo enseñarle a nuestra mente a disfrutar más las actividades cotidianas? Lo primero, es amar lo que se hace para luego sazonarlo con “la pimienta de la pasión.” Es decir, enfócate en la satisfacción y en los beneficios extras que te brindarán el cumplimiento de las cosas que debes hacer. Pregúntate; además de recibir dinero, ¿qué otro beneficio recibiré por trabajar? Tal vez ¿me siento útil para la sociedad?, ó, ¿me veo como un ejemplo de superación y progreso tanto para mis compañeros como para mi familia?, quizá es porque… ¿me siento feliz por estar en esta nueva posición que me reta a mi mismo? Busca el por qué eres importante en lo que haces y en qué te beneficia eso a ti.
Si aún no te has enamorado de tus deberes, creo que llegó el momento de convertirte en una persona responsable de tus actos. Toma el arco del amor y apunta con la flecha de la pasión hacia el blanco del éxito. Siempre y cuando tengas presente que, ser exitoso no significa necesariamente ser la persona mas acaudalada, famosa o inteligente. El éxito es muy tuyo porque es simplemente la manera en que tú vives tu felicidad. No le temas a la palabra “compromisos”; al contrario, enamórate de ellas para que así estés en la capacidad de mejorar constantemente áreas como la espiritual, la financiera, la intelectual, la emocional y la física. Asimismo, para que la inspiración no se extinga por las etapas variables de la vida, enfócate en avivar la llama de los beneficios que conlleva la ejecución. Una buena manera de hacerlo, es cambiando las metáforas. Así: transforma la meditación en tu caminata espiritual. Convierte tu trabajo en un parque de atracciones donde crecer financieramente se hace muy excitante. Sumérgete en el océano de la imaginación que los libros te ofrecen. Dibuja y colorea un estado físico y emocional equilibrados. ¡Es tiempo de imaginar más!
Al igual que el agua refleja lo que ve, tu actitud refleja cuanto amor hay en lo que haces. En efecto, sonríe cada vez que sientas mariposas en el estómago, al ver que tienes una oportunidad más de disfrutar multiplicando tus bendiciones. Desmitifica el concepto obsoleto que sólo en el tiempo libre la diversión aparece. La verdad es que, produce gran alegría estar imprimiendo amor y pasión a nuestro proyecto de vida, de lunes a lunes.
ÁNGELA LÓPEZ, Autora.
Llave De Emociones 